Conversas Orgullosas, un encuentro organizado el 26 de junio por Civil Rights Defenders Latin America, en el marco de la celebración del Pride, permitió evidenciar cómo grupos fundamentalistas avanzan en la región y se articulan en contra de los derechos de las poblaciones LGBTIQ+. Desde Cuba, Colombia y Venezuela coinciden en que estas organizaciones están cada vez más presentes y más cerca de quienes están a cargo del poder.
Yennys Hernández, de Cuba, señaló que en ese país han avanzado los derechos de la comunidad, porque “el Gobierno quiere limpiar su cara y también porque el activismo es fuerte a pesar de todo”. La activista explica que en Cuba los activismos están divididos, por un lado están las organizaciones adscritas a instituciones del Estado, que responden a sus intereses y por el otro, un activismo que sobrevive a represiones y acoso.
“El fundamentalismo cristiano también tiene mucho peso político en este país, ellos toman el espacio público y no les pasa nada, a veces pensamos que no le tienen miedo o que tienen cierto apoyo”, dice Hernández.
Yendri Velásquez, fundador del Observatorio Venezolano de Violencias LGBTIQ+, menciona que en Venezuela no solo está la influencia evangélica, sino que quienes están en el poder tienen una gran influencia militarista. “Eso también ha sumado a la política de homofobia y transfobia que estamos viendo hoy y es importante recordar que esta no es una política que solo han desarrollado los gobiernos de derecha, el gobierno venezolano que es de izquierda ha utilizado las banderas LGBTIQ y feminista como instrumentalización de las luchas”.
El defensor de derechos humanos agrega que estas banderas no persiguen un compromiso real con esta población. Además, apuntó durante la conversación por la red social X, que el trabajo de las y los activistas se da en un contexto autoritario y en medio de una emergencia humanitaria compleja que profundiza las desigualdades y que eleva el costo para defender derechos humanos en el país.
El Observatorio Venezolano de Violencias LGBTIQ+ ha documentado 137 asesinatos de personas trans en los últimos 16 años. Para Velásquez esta población es la más vulnerable, ya que se enfrenta a la estigmatización, al igual que las personas no binarias y queers.
“El autoritarismo nos impone unos retos particulares, pero creemos que con la solidaridad, la articulación y el ejercicio democrático de los liderazgos y de las organizaciones vamos a lograr superar estos grandes obstáculos”, alentó Yendri Velásquez.
Yeni Tamara Montenegro, por la Fundación Dignidad Trans Colombia, dijo que si bien en ese país hay avances todavía falta, pues la población trans es de las más afectadas. Ahora la organización impulsa una alianza nacional trans para buscar que los derechos que han ganado las poblaciones LGBTIQ+ también sean viables para las personas trans.
En Cuba el movimiento LGBTIQ+ también enfrenta la emigración de muchos activistas. Y la criminalización por parte del gobierno cubano de toda iniciativa que sea independiente. Inclusive señalan sistematicidad del acoso y la represión empleados para truncar los activismos y forzarlos al exilio.
El Centro para el Desarrollo y la Cooperación LGBTIQ+ de Honduras advierte que en ese país la realidad no dista mucho de la del resto. Para contrarrestar la falta de oportunidades la organización ha dado formaciones en liderazgo para que las personas LGBTIQ+ puedan participar en cargos de elección popular y desde esos espacios impulsar derechos para la población.
“Si bien hay fisuras en algunos momentos como en cualquier otro movimiento social, se ha logrado cierta cohesión que ha permitido establecer una agenda con acciones de incidencia. Somos un país pequeño, pero en 20 años hemos contabilizado más de 400 crímenes de odio, en muchos casos a manos de la fuerza del orden público. Se viven altos índices de violencia en esta población y falta de derechos”, apunta Alex Sorto, director del centro.
Jau Ramírez, por el Movimiento Somos Venezuela, expuso que las personas de este colectivo están excluidas de todas las respuestas políticas y humanitarias, pero además dice que hay discriminación y violencia en todos los espacios. “El Estado venezolano ha decidido por acción y por omisión no reconocer derechos a las personas LGBTIQ+ y mucho tiene que ver la participación de grupos religiosos fundamentalistas”.
Los movimientos presentes recordaron que la lucha por los derechos de las personas LGBTIQ también pasa por una lucha del sistema democrático, pues al final de todo sin estado de derecho no será posible la garantía plena de ningún otro derecho.