46 años pasaron para que Georgina Epiayú tuviera cédula como mujer trans

Georgina Epiayú es conocida en La Guajira, es también una mujer trans de 72 años, perteneciente a una comunidad indígena. Su vida, marcada por la exclusión de su propia familia, que no reconoce su identidad y por la precariedad, pero también por la búsqueda tenaz de conseguir una cédula, está ahora contada en un documental, que honra lo que ha sido su vida: “Alma del desierto”. 

Epiayú nació el 31 de diciembre de 1952 con el nombre de Jorge y solicitó al Estado colombiano su cédula como Georgina por primera vez en 1975, a sus 23 años, pero pasaron 46 años, casi medio siglo para lograr su sueño más preciado.

“Empecé mi transición tarde, pero esto es lo que siempre seré; siempre he sido así”, así lo dice en una parte de la película, la cual será estrenada comercialmente este 2025, primero el 30 de enero en Brasil y luego el 1 de mayo en Colombia.

Georgina realizó más de cinco solicitudes a lo largo de casi cinco décadas hasta que en 2021 se convirtió en la primera mujer trans wayuu reconocida por la Registraduría Nacional de Colombia, refiere América Futura, una sección del diario El País

En el documental Alma del desierto se cuenta la historia de esta mujer de avanzada edad que cruza el desierto de La Guajira para obtener lo que ha deseado durante casi medio siglo: un documento que le otorgue el derecho a ser la persona que siempre ha sentido que es.

La directora de Alma del desierto, Mónica Taboada-Tapia, comenta que a lo largo de ocho años de grabación, vieron que esta comunidad indígena no tiene documentación, no hablan español y están a merced de algún alma caritativa que les ayude a gestionar o ir a la ciudad y, con un poco de suerte, avanzar en su trámite (…) “La comunidad está abandonada porque no pueden expresarse en español y eso hace que estén marginados del sistema”, dice.

Taboada-Tapia es la primera directora colombiana en participar con un largometraje en el Festival Internacional de Cine de Venecia, con una historia que busca generar conversaciones importantes para cambiar realidades. 

“Descubrir el pasado y los orígenes de la familia de mi madre en La Guajira fue la motivación inicial para viajar a esa región. Cuando conocí a Georgina, era una mujer incomprendida y sensible que vivía al margen de su propia comunidad. Su supervivencia es una ruptura, al igual que la solidaridad. Su ternura y belleza contrastante con esta zona desértica de Colombia crearon una realidad inspiradora que guió mi camino y rompió el silencio contando una historia que se supone no debía ser contada”, expresa la realizadora.

El documental nació primero como una investigación con una primera visita en 2016 a La Guajira, fueron pero sin saber que iban a hacer una película. Posteriormente, en el 2017, la directora se dio cuenta de que podía hacer una película de ella, que era una historia única y que merecía ser contada con la crudeza y con el amor que ella enfrenta a diario en su vida. Así surgió Alma del desierto, un documental que terminaron de grabar en marzo 2022. 

Epiayú siente a su comunidad y a ella misma representada por las imágenes que ve en el documental. Dice que le da “nostalgia ver su vida reflejada”. Después de conseguir su cédula como mujer, su siguiente objetivo es animarse a dejar a sus animales en el rancho para estar presente en las proyecciones de la capital en las que se contará su historia.

Con información del Ministerio de Culturas de Colombia

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