El término LGBTQIA+, en constante expansión, cumple la valiosa función de incluir un amplio abanico de categorías e identidades relacionadas con la sexualidad y el género. Pero las cualidades cambiantes, amorfas y poco definidas del término hacen que LGBTQIA+ no sea adecuado para el discurso y la práctica del derecho internacional de los derechos humanos, que exige mayor claridad, precisión y estabilidad.
Por ese motivo el término Sogiesc, por sus siglas en inglés para orientación sexual, identidad y expresión de género y características sexuales, a menudo pronunciado “so-yi-esc”, aparece como una alternativa más apropiada en la defensa de los derechos humanos, la política y la legislación.
El acrónimo, cada vez más utilizado por los organismos internacionales, brinda una opción valiosa, la cual proporciona precisión, inclusión y un enfoque en rasgos universalmente compartidos.
El profesor, Raymond Smith, miembro del comité ejecutivo del Programa de Práctica de los Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Sociales y del Comportamiento de la Universidad de Arizona, expone en un artículo publicado en Open Global Rights, cómo este término ofrece luces para brindar una legislación más inclusiva.
“Más que un mero cambio de una abreviatura incómoda a otra, el uso de Sogiesc promete una reformulación de la sexualidad, el género y los derechos humanos que es más precisa, más inclusiva y, en última instancia, más universal, y por lo tanto una herramienta mejor para promover los derechos humanos”, afirma el académico.
Las raíces del término LGBTQIA+ se remontan a la década de 1990 para dejar de utilizar el término predominantemente hombre cis gay como un falso genérico, del mismo modo que la palabra hombres (por ejemplo, “todos los hombres son creados iguales”) ya no es aceptable como forma de referirse a todas las personas. Gay se ha ampliado más comúnmente a LGBT, pero la lógica de esta expansión ha seguido añadiendo más letras para referirse a las categorías queer (Q), intersexual (I) y asexual (A), con el signo más (+) que señala una apertura a otras identidades.
El profesor se pregunta “¿No deberían incluirse las letras TS o 2S para denotar los conceptos indígenas de “personas de dos espíritus”?” Y, si es así, ¿qué ocurre con otros muchos términos tradicionales utilizados en distintas culturas? UN Free and Equal ofrece una lista no exhaustiva de palabras, que incluye hijra, meti, lala, skesana, motsoalle, mithli, kuchu, kawein, travesty, muxé, fa’afafine, fakaleiti y hamjensgara.
Pero al mismo tiempo, no dejan de surgir otras nuevas formas de identidad: pansexual y semisexual, agénero y pangénero, no binario y de género no conforme. Es probable que otros términos sigan evolucionando a medida que las mayores libertades sociales permitan explorar y articular diferentes identidades sexuales y de género, advierte.
La abreviatura LGBTQIA+ ha empezado últimamente a resultar contraproducente. De hecho, una práctica bienintencionada introducida con espíritu de inclusión puede verse ahora como un medio de exclusión cada vez que no se añade una nueva letra. Además, el término puede criticarse como una forma de dominación del Norte Global, ya que se utilizan categorías derivadas de Occidente como “gay y lesbiana” en lugar de términos locales o tradicionales.
El investigador explica que también resulta problemático que la continua adición de categorías nuevas, desconocidas y a menudo más restringidas acabe alejando el debate de la universalidad, que es el núcleo de todos los derechos humanos, en lugar de acercarlo a ella. “El uso de la abreviatura LGBTQIA+ puede acabar reforzando la idea de otredad al establecer una proliferación de grupos pequeños y discretos que se perciben como separados de la población general”.
Sogiesc brinda entonces un antídoto para muchos de estos dilemas. El término es más amplio porque todo el mundo tiene una orientación sexual, una identidad y expresión de género y características sexuales.
“Una persona heterosexual tiene una orientación sexual, una persona gay tiene una orientación sexual, una persona cisgénero tiene una identidad de género, una persona transgénero tiene una identidad de género, etc.”, explica la abogada de derechos humanos Luíza Drummond Veado, oficial superior de programas del Programa de las Naciones Unidas de la ONG Outright International.
Sogiesc desplaza la atención de poblaciones específicas hacia rasgos compartidos más profundos. Una comparación útil puede ser con el derecho a la libertad de religión. Los derechos humanos no protegen per se a grupos de personas —como musulmanes, judíos, cristianos, hindúes o budistas—, sino que defienden el derecho básico subyacente de cada persona a tener sus propias creencias religiosas y prácticas de culto, o a no tener ninguna.
El marco Sogiesc cobró fuerza en 2016, cuando el Consejo de Derechos Humanos de la ONU encomendó a un experto independiente que no se centrara en “los derechos de las personas LGBT”, sino en “la protección contra la violencia y la discriminación basadas en la orientación sexual y la identidad de género.” Este mandato de crucial importancia, que se ha renovado en dos ocasiones, se conoce comúnmente como IE SOGI.
El acrónimo Sogiesc ahora incluye además la “expresión de género”, que es exterior en contraste con la identidad de género que una persona experimenta interiormente. Y el término se ha completado con “características sexuales”, que se refiere a los aspectos cromosómicos, hormonales, anatómicos y otros aspectos biológicos relacionados con las clasificaciones convencionales como hombre o mujer.
Aunque el término aún no es habitual, la Organización Internacional para las Migraciones ofrece ahora un paquete de formación sobre Sogiesc y migración, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados también brinda un paquete de formación sobre este tema y el trabajo con personas LGBTIQ+ en situación de desplazamiento forzoso, y ONU Mujeres ha publicado una herramienta de evaluación rápida de la diversidad Sogiesc, entre otras instituciones.
Luíza Drummond Veado, responsable principal de programas de Outright International, apunta que no hay que preocuparse de que un término pueda utilizarse en el Pacífico y otro en el Caribe, porque todos están cubiertos. “Y Sogiesc evita tener que reescribir las cartas repetidamente, al tiempo que garantiza que los cambios a lo largo del tiempo sigan ofreciendo protecciones y que nadie quede excluido debido a cambios de identidad.”