- Para conmemorar el mes del Orgullo LGBTIQ+ el Observatorio Venezolano de Violencias LGBTIQ+ creó el seriado de entrevistas Voces diversas en donde se conversó con personas LGBTIQ+ para visibilizar sus vivencias y dignificar sus historias. Este es el testimonio de Génesis, que da luces sobre lo que implica ser una mujer joven, madre y lesbiana en el país
“¿Son esposas?”, pregunta Ema (*) con curiosidad. Con 5 años de edad se sorprende al ver una foto de su mamá besando a su expareja en su cuarto. Ella ha conocido a dos de sus exnovias, pero no es hasta ahora que consulta a su madre con más lucidez.
“‘Esposas’ es una palabra bastante fuerte, pero como nos queremos, nos damos un besito”, responde Génesis (**). Seguidamente, le explica que existen niños que les gustan los niños, niñas que le gustan las niñas y hay niños que les gustan ambos, y que eso está bien.
“Es increíble como los prejuicios los tienen los adultos. Un niño no nace con prejuicios, se los impone la sociedad, que dice que esto debe ser de una forma u otra”, añade Génesis al recordar ese momento. “Está bien, mami”, le responde Ema.
Con 23 años de edad, Génesis, cursante del último semestre de Diseño Gráfico y activista feminista y por los derechos de las personas LGBTIQ+, se ha dedicado a criar a su hija con empatía y respeto a las diferencias y la diversidad.
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¿Estás segura, Génesis?
Para Génesis, son los adultos los que tienen prejuicios y los encargados de tratar de evitar que sean transmitidos a sus hijos. Ella, consciente de sus privilegios al ser una mujer cis lesbiana, dice que muchas personas no opinan igual que ella y no ponen en practica la crianza respetuosa.
“Me defino como una persona empática, fuerte, he pasado por muchas situaciones fuertes que he trabajado con el tiempo. Soy una persona fuerte y capaz de sanar cosas que no son sencillas”, añade Génesis sobre los momentos que la han llevado a ser como es con su hija.
Salió del closet a los 13 años de edad. Bueno, la “sacaron”, pues fue su mamá quien la descubrió. Señala que al principio fue “fuerte”, pero como su madre siempre ha sido una persona comprensiva, siempre existió la pregunta: “¿estás segura?”, a lo que Génesis respondía que sí.
“Tuve una hija a temprana edad, sí, pero creo que el hecho de que mi mamá me preguntara: ‘¿qué quieres hacer?’, me hizo pensar: ¿qué arrecho sería que todas las mujeres pudieran hacerse esa pregunta. Poder decidir realmente lo que se quiere hacer con base en las capacidades y si el país permite hacerlo”, dice Génesis.
“En algún momento lo voy a entender”
Siempre fue muy bien aceptada, comenta Génesis. Su mamá la ha protegido y defendido su sexualidad. “Ese proceso para mi no fue traumático y reconozco que es un privilegio y estoy agradecida por eso, porque se que a todes no les pasa igual. No todes tienen esa facilidad de que al momento de decir quiénes realmente son se les acepte”, reconoce la joven diseñadora gráfica.
Sin embargo, no siempre recibió el apoyo de su familia. Aunque su madre la aceptó en un principio y en la actualidad no hay problemas con su familia, su padre tardó en aceptarlo. Cuando tenía 14 años de edad, Génesis le comentó a su él sobre su orientación sexual.
Recuerda sus ojos de rechazo al enterarse; pero con el tiempo eso cambió. “No vas a dejar de ser mi hija, en algún momento lo voy a poder entender”, le dijo su papá posteriormente. La aceptación llegó, no con palabras, sino con acciones de cariño.
A los 17 años de edad algo pasó mientras veía junto a su familia La boda de Jenny (2015), de Mary Agnes Donoghue, que aborda la historia de una mujer obligada a ocultar su orientación sexual. Estando a un lado de su padre, él le acarició el cabello y la miró con una sonrisa. Génesis tomó la señal de cariño como una forma de aceptación y también le sonrió.
“No soy rarita, esto es normal”
“Ahora existe la facilidad de tener referentes, creo que eso es lo más importante, al igual que tener una red de apoyo. Las redes sociales nos permiten que esto sea más sencillo y el comprender que no estás sole y que no eres el único en el mundo que es así, hay más personas como tú y que puedes hacer estas redes, así sea solo para desahogarte. Que poco a poco se vaya creando un punto en el que ya nadie pueda mantenerse cerrado. En el momento en que tú eres libre, todo a tu alrededor cambia, aunque por un momento todo parezca oscuro o triste, habrá un punto en el que esta decisión que tomamos de ser libre, de ser tú misme, da frutos en el futuro”, explica.
Y es que Génesis está feliz de que en la actualidad haya más referentes queer, y que sean más visibles, a comparación de años anteriores. A ella le hubiese gustado que en su niñez y juventud hubiese tenido más referentes en distintos espacios.
“Hay que hablar sobre esto y dejar de meterlo debajo de la mesa. Existe, está, es válido. En el colegio de Ema el año pasado hubo una pareja homoparental. Los veía y me llenaba de amor. Fueron a la graduación de su hija juntos y no ocultaban que eran pareja. Ojalá todos pudieran tener esa oportunidad o que el espacio te lo permita, porque hay colegios católicos que no lo permiten. Eso de tener la religión tan metida en todos lados, evita el hecho de tumbar los prejuicios y las barreras”, añade Génesis.
El no tener suficientes referentes puede perpetuar estigmas y prejuicios sobre lo que implica ser LGBTIQ+. Génesis siempre estuvo consciente que le gustaban las mujeres, pues nunca fue de juntarse con chicos. Ella tenía “amiguitas favoritas” y con el tiempo la amistad en algunos casos mutó y así ya estaba explorando su sexualidad.
“En ese momento estaba surgiendo Orange Is The New Black (2013) y eso me llevó a identificarme y decir, no soy rarita, esto es normal. Lo estoy viendo allí y es normal”, recuerda.
Tras reconocerse y a pesar del apoyo de su familia, vivió el rechazo de parte de sus compañeros, quienes se alejaban poco a poco al enterarse. Génesis se considera una persona empática, pero también firme, lo que la llevó a mantenerse fuerte en momentos complicados.
“Una vez me detuvieron y la persona con la que estaba saliendo no había salido del closet y yo sí había salido, me detuvieron (unos funcionarios policiales) y entonces empezaron a decir que la estaba acosando. Me detuvieron y me dijeron eso. No permití que me sobrepasara”, subraya.
La dulce Ema
Al ser consciente de su realidad y de las de otros, en los años siguientes Génesis se dedicó a apoyar y proteger a gente que, al igual que ella, estaban en el proceso de autodescubrimiento como LGBTIQ+.
“La situación de patriarcado y machismo está muy presente en el país. El momento en que un hombre cis heterosexual sabe que tú eres lesbiana, piensa que te puede ‘voltear’. Es agotador y siempre he tenido cuidado en ese aspecto, con los hombres así, porque sé que puede ser riesgoso. Te ven distinto. Ojalá que las personas no te vieran distinto al saber tu orientación sexual o tu identidad de género. Toca ser precavido”, indica.
Es ese trabajo de comprender las situaciones y accionar con empatía lo que le ha querido heredar Génesis a Ema. La niña llegó a su vida a los 18 años de edad. No fue planeado, pero ella destaca que “llegó en el momento en el que tenía que llegar” luego de dar su consentimiento y de la curiosidad de una noche.
“Es una niña muy dulce. Entiendo que hago un buen trabajo en el momento que yo la escucho dando un consejo o cuando corrige a otra persona, como cuando una persona le dice ‘gorda’ a otra y ella dice: ‘todos los cuerpos son hermosos, son válidos’. Allí también hay activismo, yo solo la oriento, espero ella lo pueda comprender el día de mañana, cuando esté más grande, del valor que tiene el hacer pequeñas pausas, frenar a alguien y decirle: ‘hey, esto no está bien’”, dice Génesis sobre su hija Ema.
“Aprende a hablar cuando debas hacerlo”
Génesis empezó el activismo consciente hace poco más de dos años, no obstante, opina que sus acciones, de alguna forma u otra, son una forma de activismo. A lo largo de los años también ha aprendido a poner límites para que su ayuda o sus acciones no le afecten ni la sobrepasen.
“Antes de nosotros hubo más activistas y después vendrán muchos más. Lo noto caminando por la calle al ver dos chicas con uniforme de bachillerato agarradas de la mano y dándose un beso. En mi época de bachillerato jamás hubiese hecho eso. El verlo me hace pensar que la lucha que se está haciendo se nota aquí, en que ellas puedan agarrarse la mano o darse un beso sin miedo en la calle, a pesar del temor y el peligro”, dice.
El poner límites y aprender de otras historias en el activismo, así como formarse le permitió conocer sobre violencia, abuso y consentimiento. Ahora que habla sobre su historia, si pudiera devolver el tiempo, reflexiona que “no todo el mundo merece su confianza”. “Sé más precavida y aprende a hablar cuando debas hacerlo”, le dijera a esa Génesis más pequeña.
El aprender a poner límites le ha ayudado a internalizar lo que vivió y a entender que lo que parte de lo que le ocurrió no fue, en sus propias palabras, algo bueno. Gracias al arte y sus habilidades en la ilustración ha podido sanar y vivir sus procesos.
“El arte me ha salvado de muchas maneras. Me sirve para expresar cosas que no sé decir con palabras. Expresar visualmente lo que en palabras cuesta tanto. El arte en todas sus maneras, salva”, sentencia Génesis, quien ha experimentado distintas expresiones artísticas para transitar la rabia, la aceptación o el amor.
Ser mujer, joven, madre y lesbiana en Venezuela
Ella agradece que su profesión, el diseño gráfico, también le ha permitido ser ella misma. Agradece que no se fijen en su apariencia. Es más, al ser un trabajo creativo, son bien valoradas las distintas formas de ser. Pero, siendo mujer, joven, madre y lesbiana, aún le quedan barreras por superar, tomando en cuenta que en un futuro le gustaría independizarse con su hija.
“Es difícil independizarse siendo joven, porque hay muchos prejuicios sobre ser joven porque sienten que no tenemos responsabilidad a la hora de alquilar un sitio, o cuando buscamos oportunidades laborales. Cuesta mucho esa estabilidad, porque cuesta mucho hacerlo solo. Independizarse teniendo una hija conlleva muchos gastos y responsabilidades tomando en cuenta el contexto venezolano”, lamenta Génesis.
Mientras consigue esa estabilidad que tanto anhela, ella continúa criando a su hija lo mejor que puede. Le gustaría heredar a su hija la empatía, humildad, para que pueda aprender a comunicarse adecuadamente y que aprenda a ver más allá de su burbuja de privilegios. Eso sí, está consciente de que se puede equivocar en el camino, pero no se detiene.
“Tener conciencia sobre tu alrededor es fundamental para crecer en distintos ámbitos y poder ayudar a otres. He notado en distintas formas que le llega el mensaje. Los pequeños gestos me llenan mucho porque quiero criar a un ser humano de calidad, más allá de que ella sea solo alguien exitosa. Está bien ser exitosa y tener éxito en distintos ámbitos, pero para mi es importante que sea alguien que tenga la capacidad de ayudar a otros”, concluye Génesis.
(*) (**) Las identidades de Génesis y su hija Ema fueron protegidas para preservar su privacidad e integridad, por lo que solo se conservaron sus nombres de pila para este texto periodístico. Génesis fue una de las beneficiarias de los servicios de la Unidad de Atención Psicolegal del OVV LGBTIQ+ en 2023.